

La Ermita de San Pedro es uno de los más bellos ejemplos de arquitectura religiosa popular. La limpieza de sus líneas, la sencillez de sus formas y la claridad del edificio confluyen en la pequeña ermita, que guarda en el interior verdaderas joyas, algunas de ellas atribuidas a la escuela de Alonso Cano, como el cuadro del santo.
No hay que olvidar la gran influencia que ejerció este tipo de edificios en villas como La Zubia. En su caso concreto fue tal, que la ermita llegó a dar nombre al barrio que la rodea: Barrio de San Pedro.
Durante mucho tiempo, dicha ermita formó parte de una tradición arraigada en los zubienses de antaño. Pero, en este caso, el protagonismo pasará a la cruz que se encuentra en la plaza. Ya que, antiguamente, cuando trasladaban a los difuntos al cementerio, la parada para dar el pésame a los familiares se realizaba en la plaza, colocando el féretro en la base de la cruz. Por ello, la Ermita de San Pedro supone un lugar de gran importancia y con un sentido muy especial para todos los habitantes de La Zubia.